A través del PDB se van asentando los cimientos neurológicos en el cerebro del niño para que posteriormente sea capaz de realizar actividades tan complejas como la lecto-escritura.
La movilidad que exige dicho programa afecta positivamente en la estimulación de los dos hemisferios del cerebro: favoreciendo el equilibrio, desarrollando su lateralidad, creando una buena convergencia oculo-manual, y mejorando su sistema respiratorio en general.